Los Sentō japoneses: un viaje a la cultura del baño público

Los sentō (銭湯) son baños públicos tradicionales japoneses que representan mucho más que un simple lugar para asearse. Son espacios comunitarios, culturales e históricos, donde el bienestar físico se une al sentido de pertenencia y de compartir. Nacidos para suplir la falta de instalaciones sanitarias en los hogares, los sentō han mantenido un papel importante en la vida cotidiana japonesa, evolucionando con el tiempo pero siendo fieles a su esencia.

Orígenes y función social

El nacimiento de los sentō se remonta al período Edo (1603–1868), cuando las viviendas urbanas japonesas no contaban con baños privados. Los sentō se convirtieron así en una necesidad pública y en un punto de encuentro. No eran solo lugares donde lavarse, sino verdaderos centros comunitarios donde se reunían después del trabajo, se conversaba con los vecinos y se compartían momentos de tranquilidad. En una época en la que el individualismo aún no existía, los sentō fortalecían los lazos sociales.

Takuya Oikawa, CC BY-SA 2.0, vía Wikimedia Commons

Estructura y funcionamiento

En la entrada de un sentō hay una noren, una cortina de tela con símbolos japoneses que indica la entrada. Al pasarla, se llega al bandai, un mostrador elevado donde el personal recibe a los clientes, controla el acceso y suele conversar con los habituales. Desde allí se accede a los vestuarios, separados por sexo.

Cada sentō dispone de una zona con duchas de asiento, pequeños taburetes y cubos. Aquí se realiza una limpieza minuciosa antes de entrar en la bañera común. Es importante respetar la etiqueta: no usar jabón ni champú en las bañeras, evitar salpicaduras, gritos o comportamientos invasivos. La desnudez es normal y obligatoria; el uso de traje de baño está prohibido, ya que va en contra del espíritu de igualdad y convivencia que define estos lugares.

Las bañeras: relajación y ritual

Las bañeras, a menudo amplias y profundas, contienen agua muy caliente (alrededor de 40–42 °C). Algunos sentō ofrecen varias bañeras con distintas temperaturas, agua enriquecida con minerales, hierbas o aromas como el yuzu (un cítrico aromático) en ocasiones especiales. También puede haber bañeras con chorros de masaje, saunas secas o de vapor y, en algunos casos, espacios al aire libre (rotenburo).

La experiencia del baño no es solo higiene, sino un ritual. Tras lavarse con calma, se entra al agua y se relaja el cuerpo. La tensión se disuelve y el silencio –solo roto por el sonido del agua– invita a la meditación.

Arte y ambiente

Muchos sentō están decorados con murales o azulejos artísticos. Uno de los motivos más comunes es el monte Fuji, símbolo icónico de Japón, a menudo pintado en la pared del fondo de la bañera. Este tipo de decoración nació en el siglo XX para transmitir sensación de amplitud y serenidad, y hoy forma parte integral de la experiencia cultural del sentō.

Algunos edificios aún conservan la arquitectura de la era Shōwa, con techos de pagoda, vigas de madera y suelos de tatami en la zona de descanso. Entrar en uno de estos baños es como hacer un viaje al pasado, a un Japón más íntimo y pausado.

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Douglas Perkins, CC BY 4.0, vía Wikimedia Commons

Tatuajes y turismo

Tradicionalmente, el acceso a los sentō estaba prohibido a las personas con tatuajes, ya que estos se asociaban a la yakuza, la mafia japonesa. Sin embargo, con el aumento del turismo y la difusión global de los tatuajes, muchos sentō están empezando a flexibilizar esta norma. Algunos permiten la entrada a quienes tienen tatuajes pequeños o cubiertos, otros los aceptan sin restricciones, sobre todo en grandes ciudades y barrios modernos.

Para los turistas, la experiencia de un sentō puede parecer intimidante al principio, pero con un mínimo de preparación y respeto por las normas, se convierte en una oportunidad única para vivir el Japón auténtico, lejos de los circuitos comerciales.

Renacimiento e innovación

En los últimos años, a pesar del cierre de muchos sentō tradicionales debido a la modernización y a la disminución de clientela, se ha registrado un nuevo interés. Algunos emprendedores y artistas han decidido revitalizar los baños públicos con un toque contemporáneo: espacios renovados con diseño minimalista, eventos culturales, exposiciones de arte, cafés y librerías en su interior.

Estos neo-sentō combinan tradición e innovación, atrayendo a un público joven e internacional. Siguen siendo lugares de relajación, pero también se transforman en centros culturales urbanos, símbolo de una nueva vida comunitaria.

Una experiencia que vale la pena

Visitar un sentō es una experiencia que va más allá del turismo. Es una oportunidad para conectar con la cultura japonesa más profunda, hecha de respeto, silencio, armonía y pequeños gestos cotidianos. Ya sea un baño histórico en un barrio de Tokio o un sentō de diseño en el corazón de Kioto, sumergirse en estas aguas significa participar, aunque sea por una hora, en una tradición milenaria que resiste y se renueva.

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Douglas Perkins, CC BY 4.0, vía Wikimedia Commons