Té matcha japonés

En el imaginario colectivo, Japón tiene un papel mágico: una tierra lejana, rica en tradiciones; donde la religión, la meditación y los rituales conviven en perfecta armonía con la tecnología más avanzada.
Un país que da importancia a cada acción cotidiana y que ha sabido exportar al mundo su cocina más representativa, haciéndola universal. Junto con el sushi, otra tradición ya consolidada es el uso del té verde.

En primer lugar, dentro de la categoría del té japonés existen varios tipos:

– El Gyokuro (玉露): es generalmente el tipo de té japonés más caro, “inventado” en 1835 y cuya receta fue perfeccionada a principios del periodo Meiji (1868-1912) por el conocido creador Tsujiriemon (辻利右衛門 / 1844-1928), “Tsujiri (辻利)”. Normalmente se prepara con agua no demasiado caliente, a unos 60 ℃ (a veces incluso a 40 ℃).

– El Sencha (煎茶): es el té verde preparado con una receta completamente distinta al Gyokuro, y es el más consumido en Japón. Se elabora con un utensilio llamado “Kyūsu (急須)” y agua a unos 70 ℃.
Después de la Edad Media, en Japón había otra forma de preparar este té. Sin embargo, fue un trabajador del agricultor de Ujicha (宇治茶), Sōen Nagatani (永谷 宗円 / 1681-1778), quien inventó la receta para elaborar el Sencha. Su único descendiente directo fundó “Nagatanien (永谷園)” en Tokio, una empresa muy grande y conocida en nuestro país. También gracias al fundador de “Yamamotoyama (山本山)”, Kahei Yamamoto (山本 嘉兵衛), este té se ha difundido tanto hasta nuestros días.

– El Bancha (番茶): es el té más económico y popular, como el “Hōjicha (ほうじ茶)” y el “Genmaicha (玄米茶)”.

– El Matcha / Hikicha (抹茶 / 挽茶): es el té más apreciado en Japón, muy diferente al que estamos acostumbrados. No se consume en infusión, sino en suspensión. Se presenta en forma de polvo, de un hermoso color verde esmeralda, que se disuelve en agua caliente pero no hirviendo, y se mezcla con un batidor de bambú hasta obtener la espuma que le da nombre: “Espuma de Jade”.
Su origen es hermoso y misterioso: solo muy pocas personas en todo Japón conocen todos los secretos para producir y preparar el Matcha. La planta de la que se obtienen las hojas para producir el polvo se llama “Tencha (碾茶)”, la más preciada de Japón y quizás del mundo, perteneciente a la familia de la camellia sinensis.
La planta Tencha se cultiva en campos cubiertos con lonas que bloquean parcialmente la luz solar (durante al menos 20 días): esto provoca que la planta produzca más clorofila, lo que hace que las hojas sean más suaves y dulces. Justo después de ser recolectadas, las hojas se cuecen al vapor y luego se muelen con piedras: así se obtiene el polvo listo para su consumo.

dungthuyvunguyen, CC0, via Wikimedia Commons

A diferencia de cualquier otro té, en el Matcha se utiliza toda la hoja, asimilando también todas sus extraordinarias propiedades nutricionales. El té Matcha aporta innumerables beneficios: protege contra enfermedades cardiovasculares, la osteoporosis y el cáncer; mejora la digestión, combate la diabetes, fortalece los dientes y es excelente como antibacteriano natural y quemagrasas.
Además, mejora la energía gracias a la cafeína, que sin embargo se libera de forma gradual: no provoca nerviosismo, sino que, al contrario, gracias a la L-teanina, genera un estado de “calma” y “alerta”. Por eso ha sido utilizado durante milenios por los monjes budistas durante la meditación.

En mi imaginario, la ceremonia del té de las Geishas (芸者) es sin duda la representación absoluta de lo que considero mi tierra adoptiva; y tras haberlo probado en las más variadas preparaciones dulces típicas japonesas, ya no puedo renunciar a este ritual, que repito en casa cada día, dos o tres veces, reviviendo la maravillosa atmósfera del rito japonés incluso en mi pequeño mundo.

Kyūsu

Batidor de bambú para té matcha

Autor

Silvia Serangeli

Revisión a cargo de:

Chinami Matsushima